“El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en el compromiso de tener una buena conciencia delante de Dios. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo”
1 Pedro 3:21b
Al sumergirnos en las aguas del bautismo, proclamamos con fuerza el mensaje central del evangelio: Jesús murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó. En este acto, no solo damos testimonio de nuestra fe, sino también nos identificamos con Él, como lo destaca Romanos 6:4 al decir que hemos sido sepultados con Él mediante el bautismo en su muerte. Este acto simboliza nuestra muerte al poder del pecado, y al emerger del agua, celebramos nuestra nueva vida en Cristo y nuestra unión con Él.
A lo largo del año, tuvimos la bendición de realizar dos bautismos generales. Cada uno de estos momentos fue significativo, marcando no solo el compromiso individual de aquellos que fueron bautizados, sino también la unidad y fortaleza de nuestra comunidad en Cristo.