En el tejido mismo de nuestra congregación, abrazamos el MODELO DE JESÚS como la esencia de nuestra formación y crecimiento espiritual. Este modelo, arraigado en principios bíblicos, refleja la estrategia que Jesús empleó para moldear a sus discípulos.
No es simplemente un sistema de crecimiento, sino un auténtico modelo de vida y discipulado. Su eficacia radica en la renovación del corazón, y, más que una metodología, representa una forma de vida.
Inspirado por cómo Jesús seleccionó a doce discípulos, los formó, y luego los envió con autoridad, nuestra implementación del MODELO DE JESÚS sigue esta misma senda. Creemos en la capacitación integral de individuos, no sólo para su propio crecimiento espiritual, sino para enviarlos, de dos en dos, a predicar, sanar y liberar.
Este modelo no solo busca bendecir, sino transformar vidas de manera profunda y duradera. En su esencia, el MODELO DE JESÚS es un compromiso continuo con el llamado divino de ser agentes de cambio y portadores de la bendición para cada persona que cruzamos en nuestro camino.